El Embalse de Salvajina*
La prosperidad agraria de Valle del Cauca se le debe en gran parte a la represa de Salvajina, megaobra construida hace más de 30 años en el municipio de Suárez (Cauca), que ayuda a controlar el caudal del río Cauca —mitigando las inundaciones y las sequías en tiempos de invierno y de verano— y que genera 285 MW.
Durante la reciente temporada de lluvias —que ojalá se termine ya—, de no haber sido por Salvajina, muchas más hectáreas se habrían inundado porque los ríos ubicados después de la represa (Ovejas, Palo, Timba, Desbaratado y Jamundí) se salieron de madre y afectaron, además de algunos cultivos, poblaciones ubicadas en la zona de protección del río Cauca, como es el caso de Juanchito y Navarro.
El impecable manejo de esta represa ha venido siendo cuestionado por un sector que alega que el vertedero no ha prestado el servicio necesario para controlar el caudal del agua y que por eso se han dado esas anegaciones, lo cual ha sido desvirtuado técnicamente por los expertos en la materia, quienes estiman que no ha sido necesario usarlo, a pesar de que está operable y disponible.
Lo cierto es que tanto Epsa (Empresa de Energía del Pacífico) como la CVC (Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca), entidades que tienen a su cargo el manejo de Salvajina, están realizando una tarea encomiable con absoluta responsabilidad y conocimiento, y por ello es preciso que la opinión pública esté tranquila respecto a las versiones perversas y falsas de una posible inundación ocasionada por el río Cauca.
Por ejemplo, es de anotar que los caudales de entrada y los niveles de embalse del Cauca se monitorean hora a hora los 365 días del año y no existen fisuras en la represa, con lo que también se ha querido paniquear a los habitantes de las poblaciones vecinas.
Sería bueno que los autores de estos comentarios se tomaran el tiempo de visitar y conocer Salvajina para que, de primera mano, obtuvieran la información necesaria antes de andar sembrando terror y diciendo cosas que carecen de veracidad.
*Tomado de El Espectador