Crónica desde las montañas del Valle del Cauca.
Yumbo, julio 18 de 2018. En la montaña más alta que se divisa desde la vereda Punta Larga, en el municipio de Bolívar, centro del Valle del Cauca, más de 12.000 árboles arropan una cascada de agua cristalina que cae imponente a un reservorio que se confunde entre rocas, un concierto de pájaros e insectos y un tapete verde de hojas húmedas.
El campesino Hugo Largo dice con orgullo y certeza que en este sitio se produce el agua más pura de la zona. En jornadas arduas de trabajo en el campo se ha tomado un sorbo helado del líquido y con risas afirma que ha sido “beber la gloria”.
La pureza con la que se mantiene esa cuenca hidrográfica, que alimenta la vertiente del río Calamar para luego desembocar al río Cauca, es gracias al poder de la naturaleza y al respeto que, por ella, tienen las comunidades. Hace más de dos años, veían con preocupación una posible contaminación de estos nacimientos de agua, ya que disminuía la reproducción de árboles a sus alrededores y la cuenca empezaba a degradarse. Efectos del cambio climático, decían los campesinos.
ReverdeC, el programa de Epsa y Celsia, una empresa del Grupo Argos, con el apoyo de la CVC, llegó a la zona y junto con la comunidad empezó un trabajo de reforestación, incluso en predios privados donde sus dueños, sin ninguna duda, permitieron la siembra de especies.
Fue así como allí, alrededor de esa cascada de agua pura se sembraron robles, nacederos, balsos, vainillos, cedros, especies que tienen como función la protección de las fuentes hídricas. Para que los árboles crecieran se instalaron cercos protectores y bebederos para el ganado, se hicieron visitas cada mes y recorridos para constatar que estuvieran creciendo correctamente.
Hoy estos 12.000 árboles ubicados estratégicamente como un enorme colchón que arropa las montañas miden entre 2,5 y 3 metros. Lucen gruesos, verdes y sus hojas bailan sin problemas al vaivén del viento. “La gente está feliz, muy animada porque todos hemos hecho parte de este proyecto. Nosotros queremos mucho esta zona, pues tenemos un acueducto veredal y mucha gente se beneficia de él. Hasta los dueños del ganado están que no se cambian por nadie porque los animales están tomando agua pura sin tener que contaminar las cuenca”, dice el campesino, quien es líder en esta zona y con toda la experiencia vivida afirma que quiere estudiar una tecnología en medio ambiente.
La transformación no sólo se ha vivido con estas comunidades y en este lugar del Valle del Cauca. Desde 2016, el programa ReverdeC ha sembrado un árbol cada dos minutos llegando a 30 municipios del departamento. Hoy la región tiene 2 millones de árboles más que al final de este año habrán capturado 13.000 toneladas de CO2.
Con estas siembras se han reforestado 2.211 hectáreas, lo que significa tener a un municipio como El Águila, en donde viven 11.000 habitantes, totalmente tapizado de árboles. También se han intervenido 22 cuencas hidrográficas, reservorios de agua pura, como la del municipio de Bolívar.
“El agua es el principal recurso natural con el que trabajamos en Celsia y Epsa para la generación de energía, por eso estamos muy comprometidos con su protección, y lo hacemos a través de varias acciones, pero la principal y más importante iniciativa es ReverdeC. Durante estos dos años el programa se ha fortalecido con los aliados y de la mano de las comunidades, que cada día están más comprometidas con las siembras y nos ayudan para que los árboles crezcan de manera adecuada en estos periodos donde necesitan vigilancia del hombre. Cada día estamos llegando a más estudiantes y jóvenes, con programas de socialización, pues ellos son quienes deberán tomar la bandera para continuar protegiendo el medio ambiente”, dijo Marcelo Alvarez, líder de generación de Celsia, quien recordó que la meta del programa es sembrar diez millones de árboles durante diez años.
Para la reforestación el programa ha escogido 68 especies nativas como Arrayanes, Nogales, Vainillos, Nacederos, Guayacanes, Guaduas, entre otras, que son escudos protectores de las cuencas hidrográficas, aportan nutrientes a los suelos, producen follajes ricos en nitrógeno y además se adaptan fácilmente en zonas muy degradadas y luego van creando condiciones favorables para que otras especies, menos fuertes, puedan crecer.
Asimismo, para contribuir con la preservación de otras especies que se consideran amenazadas, se han sembrado especialmente, 7 tipos de árboles: Cedro de Altura, Negro y Rosado, Caracolí, Caoba, Roble y Pino Romerón.
Todas las semillas de estas especies se producen en dos viveros que tiene el programa en Palmira y Riofrío, donde se producen anualmente 1.150.000 plántulas y se cuenta con mano de obra de la comunidad.
Trabajo social y pedagógico
La participación activa de las comunidades en el desarrollo de este programa es el factor más importante para asegurar el éxito de las siembras. Por eso, 100% de la mano de obra y los proveedores son locales generando así 1.800 empleos. Asimismo, 33 organizaciones comunitarias están vinculadas al proyecto.
El programa también tiene una serie de actividades pedagógicas, pues uno de sus propósitos es hacer de las siembras y de las intervenciones un modelo sostenible, donde las comunidades adquieran un alto nivel de apropiación e, incluso, encuentren su sostenimiento protegiendo las cuencas hídricas del Valle del Cauca.
Para ello se han entregado 701 kits de sostenibilidad a jóvenes y niños campesinos de zonas boscosas con el fin de que siembren, cuiden y a futuro puedan recibir ingresos. Los kits tienen semillas para consumo o comercialización y 250 plántulas, incluyendo especies frutales para sus parcelas productivas.
Para vincular a los niños y jóvenes se han realizado jornadas pedagógicas en 20 instituciones educativas del departamento con 1.300 estudiantes a quienes se les enseña sobre la importancia de la protección del medio ambiente con diversas metodologías, entre ellas, la entrega de un álbum con láminas para que los niños aprendan de manera divertida y además se les invita a vivir la experiencia de una siembra.
Este año, más de 300 personas de la comunidad, entre líderes, estudiantes, jóvenes y niños sembraron voluntariamente más de 5.000 árboles. Los colaboradores de la compañía, a través del programa de voluntariado corporativo, también se unieron con la siembra de 6.000 árboles.
“Las siembras comunitarias terminan siendo un día de fiesta, un día muy alegre donde la familia y la comunidad se une entorno a un proyecto de vida. El trabajo que hacemos es transformador y está dejando huella en el espíritu de las personas. Nunca a nadie se le olvidará esta experiencia”, dice Sandra Ortiz, instructora del Sena, entidad aliada del programa ReverdeC.
El impacto y los resultados del programa ReverdeC también han sido posibles gracias a 7 aliados que apoyan en el cumplimento de la meta y participan en el trabajo con las comunidades.
- SENA: se encarga de la formación de viveristas rurales.
- CVC, Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca: aporta plántulas al proyecto.
- Comité de Cafeteros del Valle: conforma corredores de conservación en áreas de pequeños productores.
- Fondo del Agua por la Vida: trabaja fortaleciendo las Asociaciones de Usuarios de Cuencas.
- Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible de Fedegán: gestiona áreas afectadas por la erosión para restaurarlas.
- Vallenpaz: encargados de los ciclos de capacitación.
- Gobernación del Valle: articulación para beneficiar 5 cuencas priorizadas en el Plan de Desarrollo departamental.